Cuando se duerme poco, las defensas bajan y el cuerpo se debilita. Se es más propenso a coger algún virus o bacteria, al no tener fuerzas el sistema inmunológico para hacerles frente. “Si realmente uno duerme mal porque tiene apnea del sueño o algún otro trastorno”, continúa el especialista, “puede sufrir un riesgo cardiovascular e incrementar el riesgo de padecer un infarto cerebral. También aumentan las posibilidades de sufrir hipertensión, que es, a su vez, un factor de riesgo tanto de infarto cerebral como de hemorragia. Por no mencionar que un tercio de los accidentes de tráfico está relacionado con un déficit del tiempo de sueño o de su calidad”.
Tomado de: http://www.msn.com/es-co/salud/bienestar/%c2%bfse-recuperan-las-horas-de-sue%c3%b1o/ar-BBUI42T?ocid=ientp
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